PROFESIONAL DEL HOSPITAL PADRE HURTADO PRESENTA INNOVADOR MODELO TERAPÉUTICO BASADO EN LA CONEXIÓN CON LA NATURALEZA EN CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICODRAMA EN ESPAÑA
El psicólogo del Servicio Intensivo de Psiquiatría Infanto-Adolescente (SIPSIA) del Hospital Padre Hurtado, Boris González, participó en el Congreso Iberoamericano y de la Asociación Española de Psicodrama, realizado en Tarragona, España. Este importante encuentro reunió a 22 profesionales internacionales de diversas disciplinas que utilizan el psicodrama como modelo terapéutico, destacando su enfoque en la expresión corporal, la creatividad y el trabajo grupal como herramientas efectivas para el abordaje emocional y la salud mental.
En este contexto, el profesional presentó un modelo terapéutico innovador que combina los principios del psicodrama con la conexión con la naturaleza, inspirado en la flora y fauna del Valle Central chileno, donde el zorro culpeo actúa como figura simbólica central. Tras dos años de investigación, el estudio explora cómo las cualidades de este animal pueden emplearse como metáforas terapéuticas para fomentar la autorregulación emocional y el trabajo expresivo en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, cuidadores y equipos clínicos.
Esta propuesta, pionera dentro del sistema público de salud del país, ha demostrado tener notoriedad en el Congreso Internacional, debido a su innovación terapéutica, ya que favorece la externalización del conflicto interno, reduce la ansiedad mediante la conexión simbólica con la naturaleza y fortalecer los vínculos interpersonales a través del juego, la escenificación y la creatividad grupal.
Una metáfora terapéutica desde la naturaleza
El modelo propuesto toma al zorro culpeo como símbolo central para conectar a los pacientes con emociones, fortalezas y desafíos personales. El profesional explica que “las características que tiene el zorro en particular, se llevan como metáforas terapéuticas o símbolos de personificación, entonces la persona que asista al taller se conecta con su creatividad para tratar un problema de salud mental”. El psicólogo explica que luego de eso los pacientes “exploran la escenificación” donde interpretan sus expresiones, características o emociones a través del zorro.
La propuesta fue aceptada en el congreso tras un proceso de postulación y revisión académica, y su desarrollo fue plasmado en un artículo científico publicado en las memorias oficiales del encuentro, cumpliendo con los estándares de rigurosidad científica que exige la organización internacional.
Un proceso de investigación y creación terapéutica
El trabajo se ha desarrollado a lo largo de dos años de investigación, profundizando en la relación entre la naturaleza y sus beneficios terapéuticos en los pacientes. Tras un proceso de observación y análisis desde la psicología, el profesional comenzó a incorporar un enfoque innovador basado en los arquetipos animales, explorando cómo estos pueden representar diferentes aspectos del mundo interior de las personas. Desde esta perspectiva, explica que los arquetipos se entienden como “la representación mental que se puede tener desde un animal”.
Durante el proceso de investigación en relación al uso de elementos y seres de la naturaleza, Boris González, señala que “existen estudios que hablan de que la conexión con la naturaleza tiene muchos beneficios a nivel fisiológico en la relación con el cortisol, ya que ayuda a reducir los niveles de este, y por ende, la ansiedad misma. Por lo tanto, genera un espacio mucho más apto para tratar temas difíciles internos de los pacientes”.
A partir de esto, el psicólogo trabajó de tres formas distintas para emplear la terapia. Cada sesión tiene una durabilidad entre una hora y media a dos horas:
-Equipo SIPSIA: Se empleó la terapia en colegas de su área para poder manejar el burnout al estar en una unidad de alta demanda emocional, el cual tuvo resultados muy positivos.
-Cuidadores: Crearon material en conjunto, en específico unas tarjetas, para luego conectar con distintas emociones y trabajar las habilidades parentales.
-Pacientes con conducta alimentaria (TCA), específicamente anorexia: En esta fase, los jóvenes con anorexia trabajaron las metáforas terapéuticas o la personificación del zorro culpeo como una manera de externalizar su enfermedad, reconociendo sus funciones y aprendiendo a transformarlas.
En la última etapa, la cual fue la más trabajada durante el estudio, el profesional explica que esta terapia, “les permite a los jóvenes como enfrentarlo directamente y despatologizar. Donde pasan de decir que ellos son el problema, a decir como “ok”, estas son las características que me están haciendo esto y, por lo tanto, las puedo modificar”.
Además, señala que en el caso de la segunda etapa, la cual fueron con los cuidadores, tuvieron un gran impacto en la interacción con sus hijos, y también pudieron expresarse desde lo más interno, “comentando “sus heridas”, su cansancio, y sentirse cuidados también como en la misma experiencia de dejarse cuidar por un otro como parte del taller”.
Impacto y recepción del modelo
La propuesta ha sido muy bien recibida tanto por pacientes como por cuidadores. La figura del zorro, cercana y simbólicamente atractiva, ha facilitado la conexión emocional y el trabajo expresivo.
Ante esto, el psicólogo plantea que en el futuro, pueda existir la posibilidad de expandir este tipo de intervenciones, promoviendo espacios terapéuticos de conexión con la naturaleza y con otros pacientes que presenten distintas patologías, como por ejemplo “trastornos de personalidad, TEA o desregulaciones emocionales, podrían estar beneficiadas directamente con la naturaleza, en sí a través de arquetipos o innovando con otras técnicas.”





















